Capitulo 1- Bella

Capitulo 1
Bella

Habían pasado ya ocho años de mi nueva vida. Conocí al hombre más maravilloso del mundo, mi esposo Edward, y gracias a él logré la máxima felicidad jamás deseada cuando sentí por primera vez a mi niña, a mi Reneesme. Eran las dos personas que más amaba. Pero ya habían pasado ocho años.
Estaba apoyada en el marco de la ventana, des de ahí podía ver el jardín de la maravillosa casa Cullen, era un paisaje realmente hermoso, no sabía las horas o días que pasaba en aquel lugar. Un olor de madera me abofeteó la nariz, ya no me molestaba, si no que me producía una inmensa paz. Era él. Era mi sol personificado. Jacob.
-Bella cariño. ¿Otra vez igual? –su sonrisa me llenaba de fuerza y esperanza.
-Jake, cuanto te eché de menos. –Salí disparada a sus brazos. Aunque mi cuerpo era frío y el suyo demasiado caliente, no me incomodaban sus abrazos para nada.
-Yo también, no sabes la fuerza que me das. ¡Bella estás horrible! –se carcajeó en mi cara.
-No más que tu chucho. –me uní a sus risas.
-Debes alimentarte Bella, si regresa Edward me matará. ¿Lo sabes no?
Mi Edward. Tenía razón, lo mataría si viera mis ojos negros.
-No creas que tú estás mucho mejor Jacob Black. ¿Otra noche sin dormir?
Su cara denotaba el cansancio acumulado tras ocho años. Ocho infinitos años de sufrimiento.
Salimos de la casa, Jake se transformo rápidamente, me sorprendía el control que había logrado. Tras el enfrentamiento de los Vulturis, las dos manadas se volvieron a unir. Jake se había convertido en el macho alfa cuando Sam tuvo a su hija Dory.
Recordaba aquellos días con un fuerte dolor en el pecho, era mucho más fuerte que años atrás cuando Edward me dejó, era un dolor que me hubiese matado si aún fuese humana.
Jacob me acarició con el hocico, él sufría tanto como yo. Edward me comentaba que una vez fuera vampiro, los siglos me parecerían días, pero después de todo aquello no fue así. Los días me parecían siglos. Hacía cinco años que mi familia se mudó a Canadá. No podían estar más tiempo aquí, la gente sospecharía y no queríamos más problemas con los Vulturis. Pero yo no podía irme de Forks, sabía que regresaría, sabía que volvería a casa y yo tenía que estar para darle todo el amor que había guardado estos ocho años.
Un cervatillo distrajo mis pensamientos para apoderarse de mí los instintos. Después de beber su sangre sentí una desesperada sed. Cuando terminé de saciar mi sed vi lo hambrienta que estaba. En el suelo yacían los cuerpos de cuatro ciervos.

Un olor que para mi era inconfundible me volvió a la realidad. ¿Estaba imaginándomelo? Miré a Jake, que me miraba con una sonrisa entre los labios. Él también lo olía, no era mi imaginación. Busqué hacia todos lados pero no lograba ver a nadie.
Unas manos me cogieron por la cintura, sabía que era él. Edward. Me abracé a su pecho con desesperación, aun que tan solo nos habíamos separado dos días, habían parecido años. Él compartía mi dolor